Sala VII

"La vida cotidiana romana"

Lorca fue nombrada en época romana (siglos II a.C. al V d.C.) y tardoantigua (siglos VI y VII d.C.) como Eliocroca. Estuvo situada en una de las zonas de Hispania más antiguamente romanizadas y sus habitantes vivieron de la agricultura, de la ganadería, de las actividades comerciales y del hospedaje de viajeros que transitaban por la vía Augusta.
Uno de los testimonios arqueológicos característicos de época romana que suele hallarse de forma frecuente en las excavaciones arqueológicas es la cerámica, que recibe el nombre de terra sigillata por el sello (sigillum) que lleva estampado. En la exposición se pueden contemplar varias piezas barnizadas en rojo y decoradas a molde (cuencos, vasos y platos) procedentes de diferentes alfares de la península Itálica, las Galias (Francia), de Hispania (España) y del norte de África.

Junto a estos recipientes de terra sigillata suelen hallarse gran variedad de cerámicas comunes y objetos metálicos (hierro y bronce) que facilitaban la preparación, cocción y almacenamiento de los alimentos sólidos y líquidos en las cocinas de las casas romanas. Junto a estas piezas se muestran objetos relacionados con la elaboración y presentación de los productos básicos (harina, aceite, vino) para realizar la comida y que se almacenaban en tinajas (dolias) y ánforas.

Los adornos, joyas y juegos estuvieron muy presentes en la vida cotidiana de los romanos. A los hombres y mujeres les gustaba adornarse con anillos, pulseras, brazaletes, collares, broches y alfileres. A las mujeres les encantaba maquillarse utilizando espejos y diferentes utensilios elaborados en hueso y metal. Los aceites y pomadas se guardaban en ungüentarios de vidrio y recipientes de cerámica semejantes a los expuestos en esta sala.

Algunas de las piezas halladas en las excavaciones arqueológicas realizadas en Lorca nos acercan a los juegos que practican desde niños, como el tres en raya, las tabas, los dados y el trompo.